En La Capilla

Espacio Cultural en Arguedas

“Variaciones” de Ismael Loperena

 

Cuando se monta una exposición ocurre algo mágico, como si cada una de las obras expuestas que ya tienen valor por si mismas, comenzasen a hacer sonar su música y en el conjunto una preciosa orquesta de formas y colores nos llevase a escuchar los latidos de un solo corazón. Y eso es el aroma que percibimos al entrar en LaCapilla con ésta exposición. Ya antes de pararnos en los detalles de cada obra por separado, estamos escuchando el alma de Ismael Loperena a través de su obra pictórica completa. Escuchando aquello que la unifica como una sola obra.

 

Y escuchamos una música alegre, distendida, llena de variaciones, como quien juega al lego con las formas sobre un manto de luz blanca. Como el canto del artista que ha decidido seguir siendo un niño jugando con la vida, porque la vida está para ser disfrutada, porque el ayer ya no existe y el mañana es un sueño.

En la obra de Ismael late la “Joie de vivre” de Matisse con odalisca y odas al amor incluidas, la espiritualidad y los juegos musicales de formas y colores de Kandinsky, y más de un juego de constructivismo ruso o de la escuela de arte moderno de La Bauhaus. Así como también está otro de sus admirados maestros, su padre Antonio, al que podemos percibir en ese rastro del figurativismo que hay en cada obra, ese apego a la tierra, a la bardena y su aridez, pero sobre todo maestro de vida, de celebración de vida.

 

Establecer cualquier comparación entre padre e hijo es muy tentador y facilón, además del camino perfecto para alejarnos de ésta obra y del mensaje que nos regala. Cada artista es único en su expresión y está impregnado de sus propias experiencias vitales, así como de sus decisiones personales y artísticas.

Si nos detenemos un poquito más a mirar de cerca esta obra y la escuchamos de verdad, sin contaminaciones previas… podemos encontrarnos con más de una sorpresa. Nos encontramos cuadros forrados con tela de saco áridos en su textura como la misma tierra, con relieves en la superficie y un continuo juego de líneas y colores dibujando sobre ellas como quien coge un palo y dibuja sobre la tierra mojada tras la lluvia. Nos encontramos objetos de lo más variado: un tronco totémico, una espera, botellas, alpargatas, botas, un trozo de tronco o incluso un palé sobre los que ha pasado un peculiar viento cromático que los ha transformado por completo. Pero, ¿Qué hay en el transfondo de éstas acciones? ¿Qué hay en éste particular posicionamiento en la pintura? Me pregunto a mi misma. Y la respuesta llega clara y contundente como el cierzo limpiando el ambiente, Ismael Loperena baña de juego, color y vida la propia cotidianidad de la existencia, restándole seriedad y peso al día para añadirle espíritu vital, reconociendo en ese espacio sencillo del objeto cotidiano e intrascendente un momento único y singular. Es su particular “joie de vivre ribera”

 

Sol Aragón.

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This entry was posted on September 7, 2016 by in Exposición de Pintura and tagged , , , , .